Uno de los mayores motivos de estrés que puede sufrir una persona es ser despedido. La pérdida de empleo es algo que afecta a la persona de muchas maneras, una de las más importantes es la posible generación de un duelo.
Pasar por un período de duelo supone llevar a cabo una adaptación emocional de la pérdida. Hay que tener en cuenta que al perder el empleo estamos perdiendo diferentes aspectos que para nosotros son importantes. Se puede ver afectada la definición de nosotros mismos, el rol que tenemos en la sociedad, aspectos económicos, vida social, etc. En definitiva, perder el empleo puede generarnos una sensación de haber perdido uno de los pilares de nuestra vida.
Perder el empleo entra dentro de lo que podría llamarse pérdidas no tangibles, y muchas veces va acompañado de una respuesta social que invalida el sentirse mal con la pérdida. Es muy importante reconocer esa pérdida y lo que significa para uno mismo, evitando colaborar también nosotros mismos con esa idea de que no se puede estar triste, enfadado, o simplemente mal, por la pérdida de empleo.
¿Qué suele pasar durante el duelo por pérdida de empleo?
Como en todo proceso de duelo, aparecen síntomas. Estos pueden ser muy variados, y su duración e intensidad dependen de la situación y la persona. Puede surgir emociones como enfado y tristeza, dificultades para dormir o comer, sensación de incapacidad, fatiga, desgana, etc.
Es muy común acabar inmerso en dos posibilidades de comportamiento. Habrá personas que se paralicen, se desanimen y entren en un estado de pasividad, lo que hará que les cueste ponerse en movimiento para buscar trabajo. Otras personas pueden entrar en un estado de búsqueda de empleo compulsiva, mandando currículums sin parar antes de haberse adaptado a la pérdida. De base ninguna de las dos es realmente buena como modo de encontrar un nuevo empleo y superar la situación.
¿Cuáles son las fases del duelo?
El duelo provocado por despido seguiría cuatro fases, que como siempre no son secuenciales ni todas las fases son iguales para todos. Si notas problemas en alguna no dudes pedir ayuda, ya sea a seres queridos o a profesionales, que te ayudarán a superar el problema:
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Negación
Nos cuesta comprender lo que ha pasado, nos cuesta creérnoslo y asimilarlo. Es la primera fase y viene acompañada de shock. Buscar apoyo, compartir lo que sentimos e intentar ver el problema con perspectiva para poder aceptarlo, ayudará a superar esta fase.
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Ira
Aquí surge el enfado. Esta sensación en un principio ayuda a sentirnos bien, pero cuando nos estancamos en esa emoción nos acaba desgastando y paralizando. Expresarlo y comunicarlo es clave.
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Depresión
En esta fase llegan los pensamientos recurrentes negativos. Esto afecta a lo que sentimos y a como actuamos. A veces pueden, además, aparecer comportamientos adictivos. Es algo normal que hay que cuidar, de nuevo, con ayuda si es necesario.
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Aceptación
Esta es la última fase, y es el punto en el que se acepta del todo la nueva situación. Es el momento en el que solemos encontrarnos en plena forma para encontrar empleo de nuevo.
Perder el empleo es algo difícil de aceptar, pero abre la puerta a un periodo donde podemos mirarnos y decidir recorrer nuevos caminos.
Es decir, la pérdida del empleo puede verse como una nueva oportunidad.
Puede aprovecharse para hacer un repaso a la vida profesional propia y tomar nuevos caminos que nos apetezcan y que no hayamos explorado. Siempre llegará un nuevo trabajo, una nueva oportunidad, y se puede usar este período entre trabajos para acercarnos un poco más a aquellas cosas que realmente queramos.