Las técnicas de estudio adaptadas tratan de cambiar metodologías ineficientes por otras ajustadas a las circunstancias y hábitos de la persona.

Con ello conseguimos mejores resultados que con las metodologías más tradicionales. Esto se traduce en mejores notas y mayor aprendizaje e interés en la materia de estudio.

Esta novedosa forma de estudiar está cada vez más implementada en escuelas y centros reglados de todo el mundo.

Sin embargo, en nuestro país su uso es todavía muy exclusivo y limitado a las redes individualizadas de soporte.

Tratamos de entender cómo aprende nuestro cerebro

Conocer nuestro cerebro es esencial para trazar estrategias de aprendizaje optimizadas.

Existe un gran número de recursos como libros y sitios web que nos ayudarán a ello.

Por ejemplo, los libros de Tony Buzan sobre mapas mentales o las guías generales para un estudio exitoso son esenciales.

 

¿Qué son las técnicas de estudio?

 

tecnicas de estudio

Las técnicas de estudio son técnicas discretas que pueden aprenderse en un período corto y se pueden aplicar a casi todos los campos de estudio.

Debemos distinguir entre dos técnicas:

Específicas:

Se usa para un campo particular de estudio. Un ejemplo es el estudio de música o tecnología.

Inherentes al estudiante:

Son los aspectos de inteligencia y estilo de aprendizaje.

Por ello, antes de intervenir, es necesario conocer cómo prepara el estudio la persona.
No todas las técnicas y métodos son aptos para todas las personas y no todas las personas tienen las mismas dificultades.

Una vez sepamos dónde se encuentran las dificultades es el momento de adaptar las técnicas a la materia que estudie.

¿Cómo hacer un análisis de los hábitos de estudio?

Comúnmente la necesidad de modificar o aprender nuevas técnicas de estudio viene motivada por unos malos resultados académicos.

Existen muchas razones que pueden estar influyendo en este factor, desde malos hábitos en la organización del tiempo hasta problemas emocionales o de desarrollo neurológico.

Por ello, el primer paso para instaurar unas técnicas de estudio efectivas es la elaboración de un análisis exhaustivo de la historia, ambiente y conductas de aprendizaje de la persona para determinar un perfil al que ajustarse.

Factores conductuales

 

¿En qué momentos estudia?, ¿existe organización con antelación?, ¿cómo es la secuencia conductual de ponerse a estudiar?, ¿deja lo fácil para el principio o para el final?

Conocer los momentos y lugares de máxima productividad, así como las tareas que le resultan más fáciles y más difíciles nos permitirán elaborar una buena organización del tiempo y los lugares de estudio.

A todos nos ha pasado. Es muy frecuente dejar lo más complicado para el final, lo que provoca un sentimiento de ansiedad elevado que dificulta motivar y conectar emocionalmente con el resto de tareas.
¡Lo más complicado debe ser lo primero que planifiquemos!

Factores ambientales

 

También hay que tener en cuenta el cuidado de los factores ambientales que influyen durante el estudio.

En qué lugar se estudia, si prefiere pasear o estar sentado durante horas (menos recomendable), la cantidad de luz, el espacio en la mesa, la organización, la comodidad de la silla…

La alimentación, el sueño y el ocio también son importantes. Unos buenos hábitos de estudio siempre van acompañados de hábitos de vida saludables.

Factores cognitivos

Aunque no se tenga una enfermedad del neurodesarrollo, estos factores pueden dificultar los procesos de aprendizaje y que el estudiante no pueda adecuarse al ritmo académico de sus compañeros.

El uso de las nuevas tecnologías

Aún no conocemos el alcance de los efectos de las nuevas tecnologías como parte del día a día del desarrollo en el cerebro.
Sin embargo podemos afirmar que influyen en procesos atencionales, ejecutivos y emocionales que se encuentran estrechamente relacionados con el estudio y labor académica.

Las funciones cognitivas se desarrollan progresivamente y debido a que dependen en gran medida de la interacción con el medio, no siguen el mismo ritmo ni desembocan en el mismo perfil cognitivo.

Las etapas de desarrollo cognitivo

Es conveniente conocer las etapas de desarrollo cognitivo para no exigir resultados para los que el estudiante no esté preparado aún.

Por ejemplo, pedirle a un niño de 13 años que se organice el siguiente mes de trabajo no tiene mucho sentido, ya que la planificación de estrategias y la anticipación de acontecimientos depende mucho del desarrollo del lóbulo frontal, que no concluye hasta entrados los 20.

¿Prepara igual todos los exámenes sin diferenciar entre asignaturas?, ¿los criterios que utiliza para organizarse son los más adecuados?, ¿cuánto control tiene sobre la atención cuando estudia?, ¿realmente comprende lo que estudia?, ¿estudia muchas horas pero tiene dificultades para expresarlo?
Algunas claves que podemos tener en cuenta son:

Atención

Suelen encontrarse dos dificultades muy relacionadas con la atención:

La atención suele estar más centrada en los propios pensamientos que en lo que se está leyendo, generando la ilusión de que estamos estudiando. Aprender a focalizar la atención es necesario para que el aprendizaje sea efectivo.
La capacidad de sostener la atención (concentración) es fundamental para el aprendizaje. Contabilizar las distracciones que ocurren, regularlas y marcar los tiempos dedicados al estudio y al descanso nos ayudarán a reducirlas.

Comprensión

Es un proceso necesario para codificar la información adecuadamente y crear unas buenas claves de acceso para recuperarla eficientemente.

Al fin y al cabo, la memoria no funciona muy diferente de un ordenador: crear claves adecuadas es fundamental para acceder a la base de datos de manera rápida y clara.

La capacidad de sintetizar, extraer ideas principales o esquematizar son ejercicios característicos que precisan de esta función.

Expresión

Saber estructurar la información, transmitir aquello que queremos, crear frases habladas y escritas con sentido y saber enlazarlas.

Es necesario haber comprendido y almacenado la información para recuperarla y expresarla de una manera sencilla y comprensible a los demás.

No podemos cerrar este apartado sin recomendar una actividad fundamental para mejorar nuestra atención, comprensión y expresión: LEER diariamente.

Tanto cognitiva como emocionalmente es una de las actividades que mejor contribuye a nuestro desarrollo cognitivo y personal.

Factores emocionales

Cerramos con la joya de la corona.

El estado emocional es fundamental en el aprendizaje. Sin vínculo emocional con la tarea (motivación) no existirá aprendizaje.

Las técnicas de estudio han de ir acompañadas de estrategias de afrontamiento o desarrollo de habilidades personales para que sean efectivas. No obstante, podemos encontrar que las mayores dificultades no se encuentran en los hábitos de aprendizaje, sino en el estado de ánimo o emocional.

En estos casos, se puede recomendar un proceso terapéutico paralelo. Los principales factores a tener en cuenta son:

Motivación

Es una de las dificultades más comunes y de las más difíciles de hacer frente.

Debemos diferenciar entre dos tipos de motivación:

Intrínseca: logros personales o interés genuino.
Extrínsecas: Premios y regalos del estudiante y determinación de sus metas a largo plazo (sociales, económicos, académicos, laborales…).

La ayuda ha de ir en la dirección que el/la estudiante aprenda a crear la motivación (ayudando a responsabilizarse de sus resultados). Cuando no existe ninguna motivación aparente, los resultados no llegarán por mucho que esperemos.

Ansiedad

La ansiedad juega un papel importante, tanto en el estudio como en la ejecución de las pruebas o exámenes.

Las ideas irracionales o creencias erróneas sobre las capacidades personales afectan tanto al estudio como a la ejecución del examen.
Por otro lado, una mala planificación u organización es una causa común de ansiedad ante el estudio.

Otros factores emocionales

Aunque es cierto que un mínimo de ansiedad o estado de alerta es necesario para un aprendizaje más efectivo, el exceso (ya sea por duración, frecuencia o intensidad) de esta emoción u otras como la tristeza o el enfado, dificultan el aprendizaje.

Conseguir unos buenos hábitos de estudio requiere más tiempo y esfuerzo del que aparenta.
Pero los resultados marcan la diferencia. No solo en el ámbito académico, sino también en el laboral.

No importa si eres estudiante o trabajador: si aprendes a conocerte y a usar los recursos que tienes disponibles, mejorarás el desempeño de tus tareas y no perderás el tiempo divagando.