Si eres miembro de una familia, ya sea como padre, madre, hijo, hermano o un miembro más, habrá conflictos. Las fuentes del conflicto pueden ser internas o externas a la familia, así como tener que ver con la situación de un miembro individual de la familia. Las familias a menudo se enfrentan a un conflicto aún mayor cuando intentan ponerse de acuerdo sobre cómo resolver el conflicto, y es en estos casos en los que buscar la ayuda de un tercero es lo mejor para la familia, y muy a menudo el camino más rápido hacia la resolución.
«Todo lo que nos irrita de otros nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos». – Carl Jung
Identificar el origen del conflicto
Para resolver el conflicto en una familia, ésta debe identificar primero la fuente del conflicto. Eso no significa señalar con el dedo al pequeño Juanito, que tiene TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), y culparle por la cantidad de atención extra que necesita. Lo más probable es que todo el mundo esté haciendo todo lo posible para ayudar a Juanito a gestionar su TDAH. La pregunta es, ¿Cómo se están manejando los demás?
Por ejemplo. Juanito suele dejar sus cosas donde las deja. Esto significa que preparar a todos y salir por la puerta cada mañana para ir a la escuela y al trabajo significa encontrar la zapatilla de deporte de Juanito antes de salir. La zapatilla puede encontrarse o no, pero a menudo no antes de que se produzcan disputas y algunas culpas.
¿Qué puede hacer una familia para evitar estas consecuencias? El origen del conflicto, tal y como lo ve la familia en este momento, es el TDAH de Juanito. No están lidiando con el origen del conflicto, sino con las consecuencias. Si la familia sabe que Juanito es propenso a perder cosas, y reconoce que esto es parte de su TDAH, entonces la familia debería, además de trabajar con Juanito para ayudarlo a autogestionarse, encontrar formas en las que cada uno pueda ayudar a evitar el problema.
Escenario: Es la hora de acostarse.
Si la zapatilla derecha de Juanito está al lado de la escalera y es observada por la hermana mayor, Julia, entonces en ese momento ella debe recoger la zapatilla y pedirle a Juanito que baje la otra. Esto puede llevar un rato. Una vez reunidas las dos zapatillas, coloca ambas junto a la puerta por la que todo el mundo sale a la mañana siguiente. Crisis evitada.
En el caso de que la zapatilla izquierda de Juanito se haya perdido en el abismo que consume las zapatillas izquierdas de los niños, ten un par de reserva listo y esperando junto a la puerta o en algún otro lugar predeterminado. Por supuesto, la familia -y Juanito- debe asegurarse de que el par de reserva vuelva a su escondite. Como consecuencia natural para ayudar a Juanito a ser más responsable y a autorregularse, el par de reserva debería ser su par de zapatos/zapatillas menos favorito.
Mamá, papá o Julia podrían turnarse para seguir a Juanito cada noche y asegurarse de que sus pertenencias están listas para salir. Esto ayuda a evitar las crisis de las prisas de la mañana.
Aceptar el origen del conflicto y avanzar
Sí. El TDAH de Juanito es un hecho en esta historia hipotética. Sin embargo, no es la fuente del conflicto. La verdadera fuente del conflicto es la falta de adaptabilidad de la familia. Juanito tiene TDAH. Esto es un hecho concreto. Juanito podría beneficiarse de la terapia cognitivo-conductual (TCC). La mayoría de los niños con TDAH responden bien a una combinación de TCC y la mediación adecuada. Sin embargo, y la mayoría de los terapeutas y padres estarán de acuerdo, los tratamientos médicos son de prueba y error, y no hay soluciones de la noche a la mañana.
Lo que esto significa es que la familia tiene que lidiar con lo que es. Pelear por lo que debería ser en este punto es discutible, y sólo complica más las cosas. Al identificar el verdadero origen del conflicto, las familias pueden encontrar esas soluciones fáciles y la zapatilla de deporte izquierda que le falta a Juanito sin todo el drama familiar.
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